miércoles, 21 de noviembre de 2007

¡OJO con casarse resfriadas!


Los jueces de un tribunal de Bulaq, en el Cairo, no tomaron en serio a Aliya cuando ésta entró en la sala con la firme intención de pedir el divorcio por incompatibilidad olorosa con su esposo Alich, pero el apestoso olor que desprendía su consorte pronto les hizo cambiar de parecer.

Cuando Alich, un vendedor de agua mineral, se apersonó ante ellos, los magistrados molestos por sus miasmas decidieron suspender inmediatamente la audiencia de conciliación, según la prensa local. Aliya alegó que su esposo se duchaba sólo dos veces al año, boicoteaba el acceso al cuarto de baño y prohibía el uso de jabón.

Los jueces no han emitido todavía su veredicto.

Muchachas argentinas: En todo caso, aquí tenéis un gran recurso cuando vuestro marido desalmado no os deja usar el cuarto de baño (aunque él sea limpito).


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